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lunes, 17 de septiembre de 2007

Un ejemplo del Deporte: Fabián Fretes


Fabián Fretes nació en 1984 y como cualquier persona llegó al mundo para la alegría de sus padres. A los nueve meses de vida lo atacó un sarampión que le provocó una sordera total de por vida. Desde muy chico sus padres buscaron contenerlo y darle una vida común y corriente. A los 7 años su madre (Ana) lo llevó al club Almirante Brown para que jugara en las divisiones de fútbol infantiles.
Desde 1991 Fabián Fretes transformó al club en su segunda casa y encontró en el fútbol el deporte que más lo alegra y divierte. Pero todo terminó en 2003 cuando un día llegó del entrenamiento, se sentó en el cordón de la vereda de su casa, y llorando le dijo a su madre que en el club no lo querían más por que era sordo.
Pero la vida le tenía preparada una revancha para este casanovense que hoy se dedica a full como maestro panadero en una confitería de Lanús. Entre el 9 y el 20 de agosto se llevó a cabo en Venezuela un Panamericano de selecciones de fútbol y la CADES (Confederación Argentina de Deportes para Sordos) lo convocó para que defienda la blanquiceleste.
El torneo se disputó en la ciudad de Valencia y el representativo nacional lo tuvo a Fabián Fretes como titular indiscutible en los cuatro partidos que disputó: “Volvió del Panamericano con un poco de bronca ya que le ganaron a Colombia (7 a 3), a Venezuela (10 a 0) y a Canadá (4 a 1). Pero en la final (perdieron con México) quedó la sensación que estaban para más”, cuentan sus padres.
A pesar de la bronca, este joven muestra con orgullo el diploma y la medalla de plata que trajo del país caribeño haciendo lo que más le gusta: jugar al fútbol. “La Pelota es la vida para él”, dicen sus padre (Luis y Ana) que junto a sus hermanos (Alberto, Claudio y Araceli) le dan la contención familiar que él necesita.

Discriminación
En abril de 2003 Fabián Fretes jugaba en las inferiores del Club Almirante Brown y el técnico Carlos Richetti llamó a su mamá para decirle que no lo iban a tener en cuenta “por que sus compañeros no lo entienden”. Ana aún hoy se indigna con la respuesta que entones le dio el DT mirasol. Pero ella se indigna más cuando recuerda la respuesta que le dio el entonces presidente (Hugo Fernández), cuando le dije que lo dejaron libre me respondió: “Yo no estoy para atender el problema de un jugador de inferiores sordo”.
Desde ese momento Fabián enterró en su pasado los recuerdos como futbolista de Almirante. “Nunca más fue a la cancha, ni quiere pasar por el campo de deportes que está acá cerca” cuenta su madre. A partir de allí sus padres comenzaron a transitar un derrotero que tenía el sólo objetivo de contener a su hijo dentro del deporte. Pasó por el Deportivo Paraguayo, pero no se sintió comdo y dejó todo. Hace algún tiempo comenzó a entrenar en un equipo de sordos de la Capital Federal (ASAM); sin embargo tampoco lo llenó de satisfacción. Había decidido no jugar más, pero la vida le tenía preparada una sorpresa.
Cuando se preparó la selección argentina de sordos para viajar a Venezuela les faltaba un marcador de punta rendidor. Uno de los jugadores le dijo al técnico que conocía a un futbolista que podía cumplir esa función. Con una sola prueba el DT le dio el ok y a contra reloj sacó el pasaporte para viajar.
A pesar de la bronca por el subcampeonato Fabián Fretes recuperó el fuego sagrado que tiene todo futbolista y aunque soñó muchas veces triunfar con la aurinegra, fue celeste y blanca la camiseta que lo vio triunfar lejos de Isidro Casanova.
Para el final Ana, su madre, hace un llamamiento: “A los directivos de todos los clubes, les pido que no discriminen a los buenos deportistas por tener alguna dificultad física”.

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